Cómo cambió mi vida con el Implante DKT Levonorgestrel.

Siempre me ha gustado mucho el sexo, pero no tanto sus consecuencias naturales. La verdad es que desde que soy niña he sabido que probablemente no tendré hijos, y si los llego a tener, será ya mucho más adelante en mi vida. Por eso soy tan particular con los métodos anticonceptivos, porque no quisiera embarazarme sin al menos haberlo planeado.

Cuando inicié mi vida sexual mi único método de confianza era, como lo es y fue para muchas personas, el condón femenino o interno. Como no podía platicar con mis padres sobre sexualidad, menos si se trataba de la mía, mi acceso al ginecólogo y a profesionales de la salud estaba condicionado por ellos, por lo que obtener pastillas anticonceptivas o algún otro método que no fuera el condón era complicado.

Pero al poco tiempo caí en la cuenta de que, al menos para mí, el condón no era seguridad suficiente para evitar un embarazo no planeado. Le pedí a una de mis primas mayores que me ayudara a conseguir pastillas anticonceptivas porque no estaba disfrutando al 100% mis encuentros sexuales por miedo y ansiedad.

Así estuve unos años con la pastilla anticonceptiva. Curiosamente, incluso siendo tan obsesiva como soy, algunas veces sí se me llegó a olvidar la pastilla, así que mi temor regresó; probé el parche anticonceptivo, pero no me acomodó, así que decidí colocarme el DIU no hormonal, para darle un descanso a mi cuerpo. Me sentí muy cómoda, la verdad, pero mis periodos menstruales y sangrados pueden llegar a ser muy dolorosos y molestos, por lo que decidí después de cuatro años con el DIU que era tiempo de cambiar de método.

Esta vez me tomé mi tiempo para investigar y elegir un método que genuinamente se adaptara a mi estilo de vida y a lo que quiero para mi futuro. Lo platiqué con amigas, lo platiqué con mi ginecóloga y leí un sinfín de blogs en internet sobre los métodos hormonales que existen actualmente. Así llegué al Implante DKT Levonorgestrel.

Lo elegí por muchas razones, pero dos principales: tiene una alta efectividad, ¡más del 99%!, y es súper fácil usarlo (literal sólo te lo colocan y ya no tienes que hacer nada).

Llevo casi un año con él y soy la más feliz. Disfruto mucho más de mi sexualidad porque ya no tengo vagando por mi mente el pensamiento de que o mi pareja o yo usamos mal el método anticonceptivo (condón, pastilla, parche), y la verdad es que amo no tener que recordar usar un método porque por trabajo llevo una vida muy activa y ajetreada y este tipo de pequeñas acciones siempre se me olvidan.

La colocación fue bastante rápida: no más de 15 minutos, si no mal recuerdo. A mí me lo pusieron en el brazo derecho, pero porque soy zurda; se supone que debe colocarse en el brazo no dominante. Lo pude ver antes de que lo colocaran: son dos mini varillas blancas. Sólo lo siento cuando presiono con un poco de fuerza con las yemas de los dedos, pero muchas veces hasta se me olvida que lo traigo.

Aún me quedan dos años aproximadamente con él, y la verdad creo que me lo volveré a poner cuando se terminen los tres años (ese es el tiempo que protege antes embarazos no planeados). Sé que no es para todas, porque todas somos distintas y tenemos planes de vida y cuerpos muy diferentes, pero creo que este es un excelente método para las que buscamos protección hormonal a largo plazo.

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