Los derechos sexuales son derechos universales

Desde que somos pequeñas y pequeños nos enseñan, particularmente en la escuela, que absolutamente todas las personas tenemos derechos por el simple y sencillo hecho de existir. Dentro de los derechos humanos, que son universales, encontramos los derechos sexuales y reproductivos.

Conocer todos nuestros derechos (y las obligaciones y responsabilidades que conllevan) es muy importante para poder ejercerlos, además de saber con qué herramientas e instituciones contamos si es que estos derechos llegaran a ser vulnerados; por estas razones es crucial que todas las personas conozcan desde pequeñas que hay derechos que protegen la autonomía de sus cuerpos y de sus decisiones.

 

Los derechos sexuales y reproductivos universales

La sexualidad es una parte integral de los individuos necesaria para su pleno desarrollo y formación. Al ser la salud un derecho humano básico, los derechos sexuales y reproductivos también lo son, y están basados en el presupuesto de que todas las personas somos inherentemente libres, dignas e iguales.

Derecho a la autonomía, integridad y seguridad sexuales del cuerpo. Es decir, tú y nadie más que tú tienes el derecho y la capacidad de tomar decisiones con respecto a tu cuerpo y a tu sexualidad. Esto también quiere decir que debemos respetar siempre la autonomía de las personas, de lo contrario estaríamos vulnerando uno de sus derechos básicos. La sexualidad y el erotismo deben vivirse libres de coerción, violencia o tortura de cualquier tipo.

 

Estos son algunos derechos sexuales y reproductivos universales:

 

Derecho a la privacidad sexual. Ahora más que nunca es vital proteger el derecho de todas las personas a que nada relacionado con su sexualidad se haga público o comparta sin su consentimiento. Con la llegada del internet y la mensajería instantánea la violación de este derecho se agravó, resultando en reformas como la Ley Olimpia.

Derecho a la equidad sexual. Este derecho protege a las personas de sufrir discriminación por su sexo, género, identidad sexual, clase social, raza, religión o discapacidad.

Derecho al placer sexual. Todas las personas tenemos derecho de disfrutar libremente de nuestra sexualidad y de nuestro cuerpo.

Derecho a la libre asociación sexo-afectiva. Esto quiere decir que tú puedes elegir casarte, vivir en unión libre, divorciarte, practicar el poliamor o la monogamia y, en resumen, relacionarte sexo-afectivamente como tú decidas con las personas que tú elijas (respetando siempre los derechos y límites de los demás, claro).

 

Derecho a la toma de decisiones reproductivas libres y responsables. En este derecho entra la decisión de tener hijos, cuántos hijos te gustaría tener y el espacio entre cada uno, así como la decisión de no desear hijos y cuál es el mejor método anticonceptivo para nuestro estilo de vida, nuestras metas y nuestro cuerpo.

 

Derecho a la educación sexual integral. Este derecho, como todos, debe cumplirse desde el nacimiento hasta la muerte. Claro que la educación sexual también debe ir de la mano con el desarrollo cognitivo de la persona; por ejemplo, a un pequeño de 3 años se le puede hablar de consentimiento, sólo que no al mismo nivel que a un chico de 14 años.

 

Referencias

Naciones Unidas, Derechos sexuales y reproductivos, visitado por última vez el 6 de abril de 2022

CNDH, Cartilla de derechos sexuales de adolescentes y jóvenes, visitado por última vez el 6 de abril de 2022

Gobierno de NL, Derechos sexuales y reproductivos, visitado por última vez el 6 de abril de 2022

Fundación Huésped, Qué y cuáles son los derechos sexuales y reproductivos, visitado por última vez el 6 de abril de 2022

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